«SAL A CAMINAR». Es la «receta», o mejor dicho, la pauta que doy a muchos de los pacientes que pasan por la consulta. Los psicólogos no podemos prescribir medicación, pero sí dar sencillas pautas que propicien que la persona experimente, con motivación y empeño, una ayuda extra al proceso de mejoría y recuperación emocional. Crisis de ansiedad, trastornos adaptativos, cuadros depresivos… todos conllevan una sensación subjetiva por parte del paciente de «cuesta arriba» a la hora de poner en práctica sencillos gestos como una simple tarea doméstica, la higiene diaria o rutinas que se plantean tediosas de llevar a cabo, y mucho menos finalizar. La apatía o desgana que caracteriza un estado de ánimo deprimido hace que a la persona se le antoje imposible llevar a cabo cualquiera de estas actividades. En estos casos, existe a nivel neuroquímico una modificación de los niveles de serotonina (razón por la cual el psiquiatra correspondiente receta antidepresivos, necesarios para ayudar a que éstos se restablezcan progresivamente y mejore el estado de ánimo, de forma conjunta con la psicoterapia). Pero salir a andar, a paso ligero, sentir el aire en la cara, es la mejor y más económica ayuda que se tiene al alcance para poder empezar a encontrarse mejor. Liberar serotonina y endorfinas (la llamada hormona de la felicidad) de forma natural, mediante el ejercicio moderado y constante hará que esa falta de ganas y desmotivación se transformen en el trampolín para superar la adversidad emocional a la que la persona se enfrenta.
Sal a caminar
«SAL A CAMINAR». Es la «receta», o mejor dicho, la pauta que doy a muchos de los pacientes que pasan por la consulta. Los psicólogos no podemos prescribir medicación, pero sí dar sencillas pautas que propicien que la persona experimente, con motivación y empeño, una ayuda extra al proceso de mejoría y recuperación emocional. Crisis de ansiedad, trastornos adaptativos, cuadros depresivos… todos conllevan una sensación subjetiva por parte del paciente de «cuesta arriba» a la hora de poner en práctica sencillos gestos como una simple tarea doméstica, la higiene diaria o rutinas que se plantean tediosas de llevar a cabo, y mucho menos finalizar. La apatía o desgana que caracteriza un estado de ánimo deprimido hace que a la persona se le antoje imposible llevar a cabo cualquiera de estas actividades. En estos casos, existe a nivel neuroquímico una modificación de los niveles de serotonina (razón por la cual el psiquiatra correspondiente receta antidepresivos, necesarios para ayudar a que éstos se restablezcan progresivamente y mejore el estado de ánimo, de forma conjunta con la psicoterapia). Pero salir a andar, a paso ligero, sentir el aire en la cara, es la mejor y más económica ayuda que se tiene al alcance para poder empezar a encontrarse mejor. Liberar serotonina y endorfinas (la llamada hormona de la felicidad) de forma natural, mediante el ejercicio moderado y constante hará que esa falta de ganas y desmotivación se transformen en el trampolín para superar la adversidad emocional a la que la persona se enfrenta.
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