Vivimos inmersos en una crisis económica mundial que «amenaza con desbaratar el desarrollo económico logrado en muchos países y con erosionar la fe de la gente en un sistema de comercio internacional abierto»(Lamy, 2003). Por ello cabe preguntarse cómo generar ventajas competitivas que impacten en la efectividad organizacional sin que ello suponga poner en riesgo la calidad de vida de los empleados. Desarrollar políticas de salud y seguridad ocupacional y, dentro de éstas, aquellas políticas familiarmente responsables que favorezcan el work-life balance («equilibrio vida-trabajo») es pues una tarea primordial y urgente.
De acuerdo con la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (European Agency for Safety and Health at Work, EU-OSHA), el aumento las bajas laborales por estrés y problemas asociados (depresión y ansiedad), guarda una estrecha relación con el incremento de la insatisfacción laboral, la intensificación del trabajo, la inflexibilidad horaria o la dificultad para conciliar la vida laboral y personal. De hecho, se estima que la introducción de medidas de conciliación en el ámbito laboral supondría una reducción del 40% de las bajas laborales. Aún así, está a la orden del día escuchar la infinidad de problemas que tanto trabajadoras como trabajadores refieren tener a la hora de conciliar su vida personal y familiar con la laboral. Como dato a destacar, las empresas que cuentan con más del 75% de mujeres en plantilla presentan los datos más elevados de absentismo y bajas por estrés laboral.
Así pues, diseñar estrategias de intervención desde la psicología tanto a nivel organizacional como personal será el principal objetivo. Ofrecer flexibilidad en el trabajo, determinados permisos, así como la importancia de la búsqueda de apoyo social y la práctica de estrategias de afrontamiento. Será clave relativizar y reducir la importancia psicológica que le damos a los roles sociales («trabajador/a eficaz» y «buen padre/madre»), ya que pueden actuar como estresores minando nuestra salud y bienestar emocional.
La importancia de la conciliación o «work-life balance»
Vivimos inmersos en una crisis económica mundial que «amenaza con desbaratar el desarrollo económico logrado en muchos países y con erosionar la fe de la gente en un sistema de comercio internacional abierto»(Lamy, 2003). Por ello cabe preguntarse cómo generar ventajas competitivas que impacten en la efectividad organizacional sin que ello suponga poner en riesgo la calidad de vida de los empleados. Desarrollar políticas de salud y seguridad ocupacional y, dentro de éstas, aquellas políticas familiarmente responsables que favorezcan el work-life balance («equilibrio vida-trabajo») es pues una tarea primordial y urgente.
De acuerdo con la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (European Agency for Safety and Health at Work, EU-OSHA), el aumento las bajas laborales por estrés y problemas asociados (depresión y ansiedad), guarda una estrecha relación con el incremento de la insatisfacción laboral, la intensificación del trabajo, la inflexibilidad horaria o la dificultad para conciliar la vida laboral y personal. De hecho, se estima que la introducción de medidas de conciliación en el ámbito laboral supondría una reducción del 40% de las bajas laborales. Aún así, está a la orden del día escuchar la infinidad de problemas que tanto trabajadoras como trabajadores refieren tener a la hora de conciliar su vida personal y familiar con la laboral. Como dato a destacar, las empresas que cuentan con más del 75% de mujeres en plantilla presentan los datos más elevados de absentismo y bajas por estrés laboral.
Así pues, diseñar estrategias de intervención desde la psicología tanto a nivel organizacional como personal será el principal objetivo. Ofrecer flexibilidad en el trabajo, determinados permisos, así como la importancia de la búsqueda de apoyo social y la práctica de estrategias de afrontamiento. Será clave relativizar y reducir la importancia psicológica que le damos a los roles sociales («trabajador/a eficaz» y «buen padre/madre»), ya que pueden actuar como estresores minando nuestra salud y bienestar emocional.
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